Sea como sea hoy desperté, suavemente me di cuenta de la hora, el reloj de al fondo de la habitación está lejos, para cuando suene la alarma me tenga que levantar a apagarlo. Mientras la alarma suena, los químicos en mi cerebro todavía me atontan, siendo un zombi mañanero.
Una vez escuche que cuando contraes los dedos de los pies es
mucho más fácil despertar, por una cosa que dicen que estimula tu sistema
nervioso. Por más que los muevo siempre siento sueño.
¿Ahora que hago? estoy decidiendo si levantarme o seguir
moviendo mis apéndices... ahora si me levanto.
Bajo mi pie de la cama.
Mis sandalias todavía están ahí, tal como las deje ayer,
anteayer, el día antes de ayer, la semana pasada... como cada día, desde que
las compre.
"el frente frio anunciado el día de ayer a llegado, es
mejor andar abrigados, como recomendación ancianos y niños deben de protegerse
del frio"
Un frente frio, si sentí frio anoche, ya no detesto el frio...
aunque mis sandalias hubieran desaparecido en la mañana lo no odio mas. Quizá
ese pequeño momento de frio hubiera sido grandioso. Las hubiera buscado, y en
ese momento la hubiera descubierto infraganti, utilizándolas.
"¡Hey! ¡Hace frio!, sabes que no me agrada el piso frio
en la mañana"
¿Que estará haciendo en este momento? No recuerdo como comenzó
todo, solo sé que ella necesitaba cambiar de vida, tenía otros sueños y
aspiraciones... ella quería irse del país. Sencillamente no le agradaba este
ambiente.
"Mi amor, sabes... irse a otro país es muy peligroso,
¿por qué no seguimos nuestras vidas acá?"
Yo no estaba dispuesto a acompañarla, pero eso es lo que
ella quería.
Cada uno de sus cabellos es un recuerdo, ella parada ahí
apuntando al norte como una brújula, día a día en esa ventana, era su ambición,
un día de octubre el viento movía sus recuerdos. Cuando me di cuenta ya no era
parte de su vida. Cada abrazo y cada caricia, eran sutiles con nostalgia. Se
iba.
Me he quitado las sandalias, estoy caminando descalzo... me
digo a mi mismo que me gusta el frio aunque el piso está demasiado helado. Pero al ver por la ventana se siente bien. Al
comprar esta casa cultive rosas, están en la ventana y el olor al abrirlas se
esparce por el cuarto.
Odio la alarma, me gusta más ese olor. Dejar lo poco que
tenia, estas rosas... Mis pequeñas creaciones voltean a ver a su padre, ellas me
despertaban cuando abrías la ventana, ¿te debí de seguir? No encuentro la
respuesta, ojala te gusten todavía.
Es hora de ir a trabajar.
"... se reporta que el centro de la ciudad sufre de
embotellamientos en este momento, se recomienda a los que van a salir de sus
casas a realizar sus actividades tomen vías alternas"
¿Es eso noticia? El centro siempre esta congestionado,
siempre tomo vías alternas. Ya me he alistado y todo, todavía no me pongo los
zapatos, he andado descalzo todo el rato, finalmente ya no lo estaré.
Mis desnudos pies ahora vestidos ya no me ayudan a soñar,
ahora abrigados me indican otro camino. Al tratar de retirarme a trabajar veo
la ventana, ella trasparente y tras su bloqueo las rosas. Es evidente que tras estar
cerrada el olor es impregnante. Todo esto me conmueve. ¡La abriré! Una ráfaga
de viento entra.
"¡ja jajaja!"
Tomo una rosa, frágil sus pétalos se desprenden. Pienso que
si el viento comienza a soplar las arruinaría. Con temor recuerdo que estamos
en un frente frio, el viento azotará seguramente.
Mi temor toma forma,
el viento destruye una rosa... otra, todas en conjunto son deshojadas por él,
pronto pétalos caen en el piso.
Pienso que no hay vuelta atrás, no puedo hacer nada, soy
impotente.
"¡Viento destruye mi creación!" el viento sopla
más fuerte, una es destituida de su vestido, otra queda con poco más que su
alma. El viento bate sin piedad, incluso yo con frio me siento vulnerable, las
cortinas vuelan y ondean. Un espectáculo de suaves proyectiles viajan hacia mí,
me golpean la cara. Me despiertan quitándome lo último de cansancio, se ahora
que tengo que hacer.
"Me tengo que ir, limpiare luego" Ya camino en una
alfombra fabricada por las ráfagas.
Me marcho, cierro la ventana y simplemente siento el olor más
fuerte y más impregnado en la casa. Las rosas se esforzaron en despertarme,
sentían celos de la alarma. Me gusta pensar que tenían voluntad, aunque yo se
que no.
Me doy cuenta que esto es sencillo, más de lo que parece.
Todo acabo. Enciendo mi motocicleta, el ruido quiebra con el ambiente, el motor
calienta y me ayuda con el frio...
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